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Era un lunes 30 de abril como otro cualquiera, en el que tratándose de España no se sabia si se iba a ir el invierno alguna vez para empezar la primavera, pero en este caso poco me importaba ya que me encontraba a punto de salir de un avión para pisar suelo dominicano y sentir ese clima caribeño que tanto lo caracteriza (5 minutos y estaba empapado en sudor gracias a una humedad del 75% con una temperatura por encima de los 30 grados), en efecto, después de casi 12 años me encontraba volviendo a pasear por el aeropuerto Peña Gómez de la República Dominicana.

Se trataba de un viaje familiar más que de unas vacaciones de placer, pero como muchos sabéis, no me puedo estar quieto, por lo tanto durante mi estancia (30 días) tenia que viajar por todo el país visitando a cada familiar (una ardua tarea que me llevo prácticamente todas las vacaciones) y a su vez dedicar un poco de tiempo para mi y esos colegas que hacia tanto que no veía, entre los cuales, mi gente roller eran primordiales. Para comenzar decidí no dormir más de 6 horas cada noche, con lo cual obtenía 60 horas adicionales para poder exprimir más el tiempo, y una vez conseguido cumplir con la familia era momento de calzarme los patines y salir a rodar.

Era un lunes 30 de abril como otro cualquiera, en el que tratándose de España no se sabia si se iba a ir el invierno alguna vez para empezar la primavera, pero en este caso poco me importaba ya que me encontraba a punto de salir de un avión para pisar suelo dominicano y sentir ese clima caribeño que tanto lo caracteriza (5 minutos y estaba empapado en sudor gracias a una humedad del 75% con una temperatura por encima de los 30 grados), en efecto, después de casi 12 años me encontraba volviendo a pasear por el aeropuerto Peña Gómez de la República Dominicana.

El patinaje en la ciudad de Santo Domingo era increíble, patinaba gente de todas las edades, genero, clases, razas, y a todas horas y todos los días, goza de muchos adeptos, quizás el buen tiempo y que la gran mayoría de la ciudad sea plana tiene mucho que ver. Pero como pasa en todas partes del mundo con el inline, allí la modalidad agresiva o extrema, sigue siendo minoritaria. Aunque son pocos los rollers que se dedican a esta disciplina en comparación con el resto de patinadores, son estos mismos los que hacen que el patinaje no decaiga y siga vivo, creando infraestructuras para patinar, como por ejemplo Full City (sale la ubicación en el GPS) una explanada ubicada en el parque Mirador Sur donde poco a poco han ido creando un “skatepark” lleno de barandillas y spots de diferentes formas y tamaños, un lugar perfecto para nuestra modalidad, donde a su vez organizan competiciones de agresivo y otros tipos de eventos (carreras de velocidad, competición de salto de altura o distancia etc.) donde el único requisito es tener unos patines de cualquier tipo en los pies, ganas de patinar y pasarlo en grande.

Era un lunes 30 de abril como otro cualquiera, en el que tratándose de España no se sabia si se iba a ir el invierno alguna vez para empezar la primavera, pero en este caso poco me importaba ya que me encontraba a punto de salir de un avión para pisar suelo dominicano y sentir ese clima caribeño que tanto lo caracteriza (5 minutos y estaba empapado en sudor gracias a una humedad del 75% con una temperatura por encima de los 30 grados), en efecto, después de casi 12 años me encontraba volviendo a pasear por el aeropuerto Peña Gómez de la República Dominicana.

Unos días antes de emprender mi viaje de vacaciones, me puse en contacto con antiguos hermanos de patinadas los cuales me comentaban que por falta de material la gente estaba un poco desanimada, palabras más que suficientes para decidir sacar mi ropa de la maleta, llenarla de patines y repuestos que tenia por casa, tanto nuevos como usados, llevarlo a Full City y organizar una quedada para patinar todos juntos, y regalar todo ese material a aquellos que más lo necesitasen, tenia patines, ruedas, guías, rodamientos… Un montón de cosas que no volvería a darle uso y que irían a parar a alguien que les diera una mejor utilidad.

Era un lunes 30 de abril como otro cualquiera, en el que tratándose de España no se sabia si se iba a ir el invierno alguna vez para empezar la primavera, pero en este caso poco me importaba ya que me encontraba a punto de salir de un avión para pisar suelo dominicano y sentir ese clima caribeño que tanto lo caracteriza (5 minutos y estaba empapado en sudor gracias a una humedad del 75% con una temperatura por encima de los 30 grados), en efecto, después de casi 12 años me encontraba volviendo a pasear por el aeropuerto Peña Gómez de la República Dominicana.

El resultado fue increíble, todo salió mucho mejor de lo esperado a pesar del poco tiempo de organización, fue una tarde llena de risas y de trucos donde todos los que asistieron marcharon felices y con un gran recuerdo de aquella tarde de primavera en el Caribe.

P.d. Como era de esperar, yo tenia que pegarme mis patinadas por escasas que sean, y aquí abajo os dejo el resultado de mis pocos (pero intensos) días patinando en Santo Domingo

Videos grabados y editados por @SRPINANGO

Fotos de Karlos Marte y Paloma Fotografía

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